jueves, 4 de junio de 2015
Actividad 4
¿Cómo aplica los cuatro tipos de aprendizaje en las prácticas docentes?
CREAR EL AMBIENTE DE APRENDIZAJE EN EL AULA
Esta ha sido uno de los grandes problemas a los que el maestro se enfrenta, en no querer o no saber cómo crear el ambiente de aprendizaje en el aula, en el que se debe tomar en cuenta al actor principal que es como se sabe, el alumno, para el cual se diseña, se adapta, y acondiciona el lugar dónde va a aprender, por ello es importante se tome como referente la percepción y actitud del alumno acerca del aula.
En la actualidad se busca que el profesor asuma el rol de educador, y dentro de esta labor está la de garantizar las condiciones en que habrá de llevarse a cabo el aprendizaje en la el aula.
Y cuando un alumno entra por primera vez en el salón de clases, su interés principal no es sobre los contenidos, se preocupa más por el ambiente que lo rodea. Este aspecto se debe de atender, ya que el aprendizaje del alumno depende de sus actitudes y percepciones
El alumno no sabe con lo que se va a encontrar en el salón de clase, y lo que ve con respecto al contexto pueden ser positivas o negativas, y de esto va a depender como se muestre ante el mismo.
Algunas percepciones positivas pueden ser:
- La integración en las actividades propias en el aula
- El gusto por la tarea
- La utilidad de la tarea en actividades de lo que aprende
Algunas percepciones negativas pueden ser:
- Predisposición a un ambiente que aún no conoce
- Resistencia a las tareas escolares
- Frustración e incompetencia por sentirse fuera de su ambiente
- Rechazo; al maestro, a los compañeros, a las tareas escolares.
El ambiente se deriva de la interacción del hombre con el entorno natural que lo rodea, involucra acciones pedagógicas en las que, quienes aprenden, están en condiciones de reflexionar sobre su propia acción y sobre las de otros, en relación con el ambiente.
Se trata de un espacio de construcción significativa de la cultura.
El ambiente hace referencia a la organización del espacio, disposición y distribución de los recursos didácticos, el manejo de tiempo y las interacciones que se permiten y se dan en el aula.
Existen 4 tipos de ambientes de aprendizaje, de los cuales es necesario basarse para mejorar día a día los procesos de enseñanza y de aprendizaje:
Ambiente centrado en el alumno. Los diferentes contextos, culturas e intereses de los alumnos hacen variar su compromiso con el aprendizaje, por lo que el docente debe poner atención en el punto de partida de cada alumno y en sus progresos en el aprendizaje. Es necesario que las actividades destinadas a los alumnos deben ser diseñadas para que se puedan realizar, es decir, basándose de su contexto y, aunque es importante que sean un reto para que ellos conserven e incrementen su compromiso con el aprendizaje y evitar la decepción. Lo anterior debe ayudar a los alumnos a conectarse con los contenidos por enseñar.
El alumno percibe anticipadamente situaciones que puede considerar no satisfactorias a su necesidad o motivación por aprender. Por ello se deben desarrollar percepciones y actitudes adecuadas acerca del clima en el salón de clases:
• Seguridad en el aula: En este aspecto se deben detectar situaciones que puedan ser amenazantes para el alumno, así mismo condiciones inadecuadas del aula, instalaciones bien diseñadas, sillas y mesas de trabajo ordenadas en el salón.
• Ambiente cómodo en el aula y propicio: el espacio es indispensable, y la base para la organización, distribución, por lo cual se debe conocer el número de alumnos asignados en cada grupo, lugar que se busca sea un espacio atractivo para las tareas que se deban realizar, es aquí donde entra la participación creativa, activa y no pasiva del educador; la ventilación e iluminación también son parte de la comodidad pues el encierro puede causar cansancio, pero se pueden planear actividades al aire libre que permitan el contacto con la naturaleza en la que el educando se siente libre para poderse desplazar.
Es importante mencionar el tono cordial y amable con que se dirige el maestro a sus alumnos, y así, lograr la confianza del alumno, para quien en muchos de los casos la escuela suele representar un peligro para relacionarse con personas de su misma edad, no es una tarea fácil pero se tiene que trabajar en ello.
Ambiente centrado en el conocimiento. Implica tener claridad sobre qué enseñar. En este punto, la clave es identificar los contenidos fundamentales o estructurantes de la asignatura, es decir, los que permitan al alumno construir los demás contenidos del currículo, así́ como nuevos contenidos curriculares posteriores e, idealmente, un aprendizaje permanente a lo largo de toda su vida. Como los programas de estudio exceden el número de contenidos que es posible enseñar en el corto tiempo dado a las asignaturas y los libros de texto se extienden demasiado en su desarrollo y en los detalles, lo anterior representa un cambio de actuación del docente para desarrollar el currículo: realizar un ejercicio de planeación que dé entrada y ubique los contenidos fundamentales o estructurantes por bloque, unidad o tema, los vincule con algunos de otras asignaturas y diseñé secuencias didácticas que “usen” los libros de texto e incorporen materiales diversos en diferentes soportes (periódicos, revistas, Internet y discos, además de los libros de las bibliotecas escolar y de la localidad).
Los ambientes que están centrados sólo en el que aprende no necesariamente ayudan a los estudiantes a adquirir los conocimientos y las habilidades necesarias para funcionar con efectividad en la sociedad. Los ambientes centrados en el conocimiento toman en serio la necesidad de ayudar a los estudiantes a convertirse en conocedores (Bruner, 1981) al aprender, de tal manera que comprendan y realicen la subsiguiente transferencia. El conocimiento actual sobre el aprendizaje y la transferencia y el desarrollo proporciona importantes guías para alcanzar estas metas.
Si no se considera cuidadosamente el conocimiento que los estudiantes llevan a la situación de aprendizaje, es difícil predecir qué van a entender acerca de la información nueva que les sea presentada, de ahí la importancia del ambiente para un aprendizaje propicio.
Ambiente centrado en la evaluación. Con un enfoque que permita a los alumnos retroalimentar sus logros de aprendizajes, con niveles de desempeño explícitos que los impulsen a obtener cada vez mejores logros. Una vez que el docente define el conocimiento que el alumno debe aprender, se requiere de la evaluación para monitorear su progreso, saber en qué fase se encuentra en el desarrollo de su pensamiento formal y rediseñar las estrategias de enseñanza. Para lograrlo se requiere que el alumno desarrolle la metacognición con el fin de que se comprometa con sus aprendizajes y rebase la asociación de la evaluación con una calificación aprobatoria.
Además de estar centrados en quien aprende y en el conocimiento, los ambientes de aprendizaje diseñados eficientemente también deben centrarse en la evaluación. Los principios básicos de la evaluación son aquellos que proporcionan oportunidades de retroalimentación y de revisión, y aseguran que lo evaluado sea congruente con las metas de aprendizaje. Es importante distinguir entre dos usos fundamentales de la evaluación. El primero, la evaluación formativa involucra el uso de la evaluación (frecuentemente administrada en el contexto del salón) como fuente de retroalimentación para mejorar la enseñanza y el aprendizaje. El segundo, evaluación aditiva, mide lo que los estudiantes han aprendido al final de un grupo de actividades de aprendizaje. Entre los ejemplos de evaluaciones formativas se incluyen los comentarios de los maestros sobre el avance del trabajo, como escritos o preparaciones para las presentaciones. Ejemplos de evaluaciones aditivas incluyen exámenes hechos por los maestros al final de una unidad de estudio y los exámenes estatales y nacionales que los estudiantes deben presentar al final de un año escolar; sin embargo, estos últimos no son muy comunes. Los aspectos de evaluación aditiva para propósitos de administración nacional, estatal o distrital están más allá del alcance de este volumen; nuestra discusión se enfoca en la evaluación formativa y aditiva en el salón de clases.
Ambiente centrado en la comunidad. Comprende modificar la actuación general de las escuelas, que comúnmente actúan al margen de su comunidad. Como cada escuela opera dentro de la cultura comunitaria, la cual permea en los comportamientos, actitudes y creencias de sus alumnos y padres de familia, esta influye en la interacción de los individuos y media el aprendizaje. Considerar a la comunidad e involucrarla en algunas acciones y decisiones requiere de desarrollar una cultura de cuestionamiento y, por tanto, asumir riesgos de mayor trascendencia. La escuela puede aportar mucho a la comunidad mediante la extensión académica durante el desarrollo de temas de alto contenido valoral por parte de los alumnos, así́ como de los productos generados, como la elaboración de folletos, periódicos o trípticos, impartición de conferencias u organización de mesas redondas.
Los nuevos desarrollos en la ciencia del aprendizaje sugieren que también es fundamental el grado en que los ambientes de aprendizaje estén centrados en la comunidad. Las normas son especialmente importantes para que las personas aprendan de los otros y para que intenten mejorar de manera continúa. Usamos el término centrado en la comunidad para referirnos a diversos ámbitos –incluyendo al salón de clases, a la escuela y al grado–; en ellos los estudiantes, maestros y administradores se sienten conectados a comunidades más amplias, como los hogares, los negocios, los estados, la nación y aun el mundo.
El clima en el salón de clases, es un aspecto importante, que no determina totalmente el aprendizaje del alumno, pero si lo potencializa, generando gusto, apertura, seguridad.
En el desarrollo de las percepciones y actitudes de ellos mismos y de los demás, el educador debe trabajar con el alumno en:
* El grado en que el alumno se sienta aceptado por su profesor, va a influir en su interés y habilidad para aprender, es preciso que se desarrolle este sentimiento de aceptación. Si el profesor pensará que las personas con las que comparte varias horas al día en el aula conforman un grupo y no una unidad, el trabajo sería más fluido y los conflictos escolares dejarían de serlo, para convertirse en éxitos en el aula.
* La aceptación por parte de los compañeros, es otro factor que no debe quedar al margen, y el profesor no puede escapar a lograr esta aceptación entre los alumnos, es toda su responsabilidad y tiene que ver con la socialización, si todos participan, asumen responsabilidades, roles, se solidarizan y el aprendizaje se complementa al ser compartido.
La aceptación eleva la autoconfianza y en ello se desarrolla la creatividad, en la que el educando misteriosamente pasa a estados intelectuales mayores.
En el salón de clases el desarrollo de las actitudes y percepciones acerca de las tareas escolares, el educador sigue en su búsqueda hasta el día hoy en lograr que:
* Los alumnos le encuentren el sentido a las tareas escolares y le den un valor significativo en sus vidas, si se percibe así estas llegan a ser productivas. Para esto no se debe limitar al alumno en como desarrolle sus tareas, sino en la habilidad o el esfuerzo que ponga para llegar a ellas. Educar al alumno para la vida es impostergable, e implica tomar en cuenta todo el contexto en el que el alumno ha de desenvolverse dentro y fuera de la escuela.
Estrategias para crear ambientes de aprendizaje
• Mostrar a los alumnos mediante acciones la convicción de que pueden aprender con expectativas altas, sobre todo a aquellos cuyos contextos sociales son los menos favorecidos (Reimers, 2003).
• Enseñarlos a pensar científicamente, con rigor o lógica pero siempre con fundamentos y respetando las ideas de los demás.
• Desarrollar en ellos actitudes positivas y motivarlos a que aprendan, para que valoren la importancia del conocimiento y el desarrollo de sus competencias.
• Retroalimentarlos frecuentemente, con tiempo suficiente y con criterios de referencia. La retroalimentación debe ser afectiva y cognitiva, que propicie que los alumnos enmienden sus errores, para que a la larga lo hagan sin la intervención del maestro, jefe o autoridad.
• Mantener el interés en el aprendizaje mediante el reforzamiento de sus progresos y esfuerzos. Se pueden usar ejemplos que permitan a los alumnos valorar cómo algún personaje obtuvo sus logros gracias al esfuerzo realizado para superar inconvenientes y después que recuerden cómo ellos han superado algún reto en actividades relacionadas con algún interés en los deportes, la música, la actuación, un concurso, etcétera.
• Propiciar y trabajar la metacognición, sobre todo para que se autoevalúen y se hagan responsables de su desempeño académico. Asuntos centrales para la metacognición son el proceso, la claridad y la precisión del aprendizaje, así́ como el cumplimiento de metas. La coevaluación combinada con el pensamiento crítico, creativo y autorregulado permiten una autoevaluación más objetiva (Marzano et al., 1997).
Afortunadamente se ha mejorado el ambiente en el aula, los alumnos aprendieron a ser más cordiales y comprensivos; por consiguiente se mejoraron los aprendizajes y con ello aumentó el promedio del grupo, considero que todas las estrategias planteadas dieron resultado y por tanto es satisfactorio obtener buenos resultados.
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